sábado, 7 de julio de 2012

Ese nudo del alma

Ese nudo del alma

Hablamos de la ansiedad del alma. La verdad, no existe ningún estudio científico sobre los nudos que ella nos ocasiona; sin embargo, hasta los más expertos médicos reconocen que ellos se forman en la gente como si se tratara de una pandemia.

Algunos dicen que esta ‘enfermedad’ es una especie de depresión crónica, algo así como una conexión ‘virulenta’ entre la pérdida de la fe y la tristeza.

La ansiedad tiene muchas facetas. A veces la descubrimos pegados a la cama, justo cuando nos percatamos de que la voluntad se refunde entre las sábanas. Son esos días en los que levantarse duele, sin saber porqué. El alma se estremece con una misteriosa rutina. ¡Y ni modo de incapacitarse, pues para eso no hay seguro que valga!

Algunos miran al cielo y le piden a Dios una explicación de lo que les pasa. Pero, claro, no encuentran respuesta porque el nudo no es del todo celestial.

Algunos tocan puertas ‘aquí y allá’, llaman a sus familiares, acuden a los  amigos y hasta van a los sicólogos para que les ayuden a sobrellevar tanta angustia existencial.

La verdad es que todo se refunde en los pensamientos oscuros, en una falta de lucidez espiritual para sobrellevar lo que la vida nos trae; de manera especial, las vicisitudes.

Si lo analizamos bien, no deberíamos sumergirnos en las turbias de las mareas filosóficas, esas que invaden nuestro espíritu para achantarlo o arrojarlo a la pena.

Nadie vino a este mundo a sufrir. Atrás deben quedar los remordimientos y no deben existir límites para soñar y para creer en que se puede ser feliz.

Si usted quiere, la ansiedad de su alma se puede disipar más pronto de lo que se alcanza a imaginar.

Todo es cuestión de asumir una sana actitud mental. No deje entrar el pesimismo a su vida, ni nada que le haga creer que todo le saldrá mal. Entre más negativos son los pensamientos frente a la vida, hay más crisis.

Su mundo se puede ver a través de distintas formas; es decir, con lentes oscuros o claros, de colores o grises, transparentes o distorsionados, en fin...

Es importante encontrar un motivo para vivir y ahí podemos empezar a tener sueños y a encontrarles salidas a esas fastidiosas depresiones.

Solo cuando alguien se pone una meta (la que sea), el objetivo lo hace mover y no lo deja caer en angustias.

Se pueden trazar objetivos en la familia, en el trabajo, en lo económico, en lo social, en lo afectivo, en lo físico, en la salud, en lo intelectual, en el aprendizaje o en lo espiritual.

Nunca se duerma sin un sueño, ni se levante sin un motivo; tampoco viva por nadie que no esté dispuesto a vivir por usted.

Elementos claves

Muchos necesitamos un borrador para eliminar los defectos; un detergente para quitar nuestras manchas; unas gafas de lentes claros para apreciar con claridad las buenas acciones de los demás; y, sobre todo, una brújula para orientar de manera prudente nuestros actos.

Dar y recibir

Todo aquel que da, algún día recibe. La frase se adapta para muchas situaciones de la vida,  las buenas y las malas.
Si usted ama, alguien lo amará; si usted trata mal a alguien, tarde o temprano lo tratarán mal; si usted le brinda la mano a quien se la pide, más pronto que tarde alguien le extenderá el brazo para que se apoye en él.

El brillo

Un lugar no se ilumina a base de relámpagos que impresionan y asustan; sino a base de pequeños bombillos que iluminan a otros.
¡Así es la vida! No son los que brillan e impresionan los que mayor bien hacen; sino los que se desgastan de una manera callada, día tras día, para ser útiles a los demás. ¿Qué tanto brilla o ilumina usted?